jueves, 14 de abril de 2011

Shamballa, retiro de Sanat Kumara y Gautama.


Hoy en día en el Asia Oriental, se extiende un gran desierto sobre la Tierra, usado por los Hermanos Venusinos como el hábitat de su Señor Cósmico. Es conocido como el Desierto de Gobi y fue en ese tiempo un hermoso mar interno, en el centro del cual yacía una bella, verde y brillante isla, la cual ellos llamaron la Isla Blanca, y que iba a ser el sitio para la construcción de la Shamballa sin tiempo, “el hogar del amor celestial”.


Los treinta voluntarios de Venus, quienes ataron la Luz de su alma a la rueda de la evolución de la Tierra, comenzaron la gran tarea de construir sobre la Isla Blanca un Templo de Luz, para ser el hogar de Sanat Kumara y sus lugartenientes. Trabajando cerca de más de novecientos años, abandonando los cuerpos terrestres gastados, pero retornando sin el respiro espiritual de un descanso celestial, ellos completaron los antiguos templos con cúpula, la perfección de la Ciudad Blanca, que sería la maravilla de la Tierra en las centurias por venir. ¿Cómo pueden solamente palabras investir la constancia de su servicio en una forma que pueda trasmitir la fidelidad de aquellos treinta seres de la Llama?

Finalmente, todo estuvo dispuesto. La hora de la iniciación de la Tierra estaba por venir. Los Señores del Karma se inclinaron ante la augusta presencia de Sanat Kumara y sus tres lugartenientes y aguardaron, en amor, Su visitación. El hombre elegido y la naturaleza estuvieron listos. Las estrellas y soles del sistema, por un momento, estuvieron quietas y el supremo sacrificio, en silencio, fue efectuado.

Fuera del aura de Venus, el primer gran destello rosado del aura, expandiéndose de los Kumaras, comenzó a cubrir el cielo con la gloria de un amanecer celestial. Entonces se remontó hacia arriba una gran estrella de cinco puntas, hasta que ésta estuvo suspendida sobre el planeta Venus, intensificando la aureola de colores. Todas las almas en Venus sabían que cualquier actividad de los Kumaras era presagiada por la presencia de la estrella, la cual aparecía para dar anuncios o decretos de los Señores de la Llama, que afectarían en el progreso del gran estado Venusino. Cada corazón en Venus fue focalizado en esta estrella, esperando el mensaje de la hora.

Lenta y majestuosamente, elevándose dentro de los rayos de la estrella, cuatro brillantes figuras doradas, que paradas por un momento, vertieron su bendición y el amor más profundo de Su corazón a Su planeta de nacimiento. Poco supieron Sus hijos el profundo sentimiento en los corazones de los Kumaras, al tiempo que ellos despedían a Su estrella –no por una vida, sino por inciertas centurias, aún no nacidas de la matriz del tiempo–. Y entonces se elevó un estallido de sonido, y la gente de Venus, por primera vez en la historia del planeta, vio la estrella comenzar a moverse hacia afuera, hacia la periferia de su esfera. Dentro de ésta, moviéndose lenta y majestuosamente, estaban las figuras de los Señores Solares. Todos cayeron sobre sus rodillas y un bello himno de bendición y amor se elevó de los habitantes de Venus, teñido con la gran tristeza de Su partida, envolviendo las figuras que partían en un manto del más sagrado amor. Así, los cuatro Kumaras dejaron la luz de Venus por la sombra del aura de la Tierra. De los siete Kumaras, cuatro se sacrificaron a sí mismos por los pecados del mundo, e instrucción del ignorante, y permanecer hasta el final del presente manvántara.

¡Mientras el ciclo anual llega a su cierre, el Señor del Mundo nuevamente invita a los miembros de la Gran Hermandad Blanca y a todos los oficiales de la Jerarquía Espiritual al Hogar de la Corte Espiritual para el planeta Tierra y sus corrientes de vida evolucionando, a la mística Shamballa, cuyo nombre vibra a través de las almas del iniciado y el chela, trayendo remembranzas de la perfección de vida, a la que ellos han hecho el voto de servir!
Millones de años han pasado desde que los exiliados voluntarios del planeta Venus vinieron a nuestra Tierra y unieron sus brillantes espíritus a la rueda del nacimiento y la muerte, a fin de que pudieran construir juntos una bella ciudad de luz, que pudiera ser digna de ser anfitriona del Gran Sanat Kumara y sus treinta espíritus guardianes.

Por más de novecientos años, esos amigos de Venus trabajaron y al fin, la bella Shamballa, con sus gloriosos templos y exquisito puente en forma de arco conectando la isla blanca con el continente, fue completada. Entonces los benditos trabajadores se arrodillaron en reverencia y homenaje, mientras los cielos se abrieron y el descenso del Señor de Amor, con Su corte, trajo a la Tierra una nueva esperanza para la redención, con una resolución de la Ley Cósmica que, por un tiempo indeterminado, la vida y sustento del planeta serían provistos a través de Su sacrificio y en la esperanza de que Sanat Kumara y Sus amorosos ayudantes pudieran desarrollar un medio y maneras de asegurar el interés de las almas de los hombres, en aprender a atraer e irradiar la luz requerida para mantener el planeta en el sistema solar.

De Su propia energía de vida, Sanat Kumara garantizó a la Ley cósmica irradiar la cantidad de Luz requerida para garantizar la inversión de las energías del sol y los directores del reino elemental, para proveer un hogar planetario sostenido para una evolución recalcitrante.

Un medio y maneras tuvieron entonces que ser ideados, por medio de los cuales los hijos naturales de la Tierra y sus espíritus guardianes comprometidos pudieran ser despertados a su propia responsabilidad de crear un aura de luz para su planeta, que pudiera satisfacer las demandas de la Ley Cósmica y permitir a Sanat Kumara volver a su propia estrella, Venus, donde lo esperaba Su amado Rayo Gemelo, que había prometido sostener su servicio durante Su exilio.

Así nació la Gran Hermandad Blanca. Lentamente, a través de las centurias, el amor y luz de Sanat Kumara han atraído a Shamballa a las almas que se despiertan. Aquí, en los cuerpos internos, ellos primero se convierten en miembros de la corte espiritual de este Rey de Reyes y mientras el tiempo pasa, ellos desarrollan dentro de sí mismos, una memoria, o conciencia, de la Hermandad. Fue a través de esta conciencia despierta, que los primeros miembros iluminados de la humanidad de la Tierra se prepararon a sí mismos para asumir ciertos cargos, sostenidos hasta ese momento, por espíritus guardianes de otros planetas y estrellas.

Ahora, la Ley Cósmica ha emitido un fíat, que el exilio de Sanat Kumara debería terminar dentro del siguiente período de veinte años, y para que la Tierra pueda mantener su lugar en el sistema solar, los hijos e hijas del planeta deberán aprender a emitir la luz individual y colectiva requerida, para hacer de la Tierra una estrella auto luminosa de libertad en nuestro sistema. Todos aquellos que están interesados en aprender cómo controlar las energías de su propio latido del corazón y contribuir a la luz electrónica requerida, están invitados a unirse al gran concilio cósmico en Shamballa, por medio de dirigir su conciencia hacia él, antes de que acuesten sus cuerpos a dormir en la noche. Aquí ellos podrán sentarse a los pies del Amado Sanat Kumara mismo, y absorber la sabiduría y conocimiento de Su corte interna durante el período de treinta días en que el retiro está activo.

¡Desde su radiante presencia salió, hace eones de tiempo, el primerísimo llamado a los corazones y espíritus de los guardianes de la raza, para reunirse alrededor del estandarte del Amadísimo Sanat Kumara y allí aprender nuevamente cómo enseñar a las masas a redimir a la humanidad y a toda vida aprisionada por todas partes.

¡En la amorosa y graciosa Presencia de Sanat Kumara, los iluminados de la raza, responden al llamado del Amor Divino! Desde Shamballa, salieron los primeros mensajeros, nombrados por Sanat Kumara, los cuales estaban cargados con las Llamas espirituales de un recientemente despierto deseo de servir a una raza recalcitrante. Siempre el nombre de Shamballa resuena en los corazones de aquellos privilegiados que la han visitado, han sido bendecidos por ella, y quienes han ido hacia adelante, renovados en el vigor espiritual para bendecir a las masas de la humanidad. ¡Ahora, un nuevo Señor del Mundo ocupa el lugar de Sanat Kumara! El Señor Gautama, también, es una presencia radiante de amor. Al final de cada año, llegan a Shamballa, Seres Cósmicos, Maestros Ascendidos, ángeles, y chelas devotos, a comulgar con él, y ser reasignados para trabajar, en el nombre de la vida aprisionada, por todas partes.

Nosotros, quiénes hemos visitado Shamballa y hemos caminado encima del puente de mármol, que conecta al mundo que requiere ayuda y redención, bendecimos a los constructores de Shamballa, a su Primer Gran Señor, Sanat Kumara, y ahora, a Su sucesor, el Señor Gautama. ¡Sin la presión de puro Amor Divino con que Sanat Kumara y el Señor Gautama Nos han animado, Nosotros hubiéramos dormido el sueño del letargo, en lugar de servir, en la Luz , al nuevo día! ¡Un día, en un futuro no muy lejano, Shamballa será conocida, amada y bendecida por toda la humanidad! ¡Aceleren ese día!


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